Si, como yo, piensas que los políticos actuales intervienen, dominan y parasitan la sociedad y son títeres y agentes contratados como sicarios para la ejecución de toda una agenda de medidas y políticas que buscan la anulación, destrucción, saqueo y control de la población, que son los fundamentales instigadores y propulsores de la desmembración social y familiar, de la degradación cultural y la decadencia moral y espiritual del pueblo, que son los principales generadores de odio, controversia, enfrentamiento, corrupción, engaño y alienación ciudadana; si piensas que no representan a nadie, sino a la sacrosanta partitocracia a la que defienden y se aferran, que son los validadores en la Tierra y sumos sacerdotes (casta privilegiada) de una nueva religión, una falsa democracia que fundamenta una pantomima de Estado pretendidamente moderno, pero fallido y quebrado económica y estructuralmente. Si estás convencido, como yo, de todo esto… ¿Por qué coño votas?, ¿por qué estás legitimando esta dictadura encubierta?, ¿por qué, como un borreguito llamado por el pastor para el sacrificio, acudes solícito a su ritual en las urnas, a la fiesta de los esclavos felices?, ¿es que participas, acaso, en otras ceremonias en las que no crees? Si te lo pide tu vecino ¿acudes a una misa negra y sacrificas un animal para avivar el poder de una entidad satánica?, ¿participas regularmente en algún tipo de delito grupal, como un robo, una violación o una agresión? Imagino que no. ¿Eres coherente con lo que piensas, con lo que sientes y con lo que haces?, ¿eres soberano de ti mismo?, ¿sigues pensando, todavía, que estos actos simbólicos y rituales no tienen fuerza ni importancia? Reflexiona sobre lo que estás realmente alimentando y sosteniendo con tu acción o tu inacción. Recuerda que el vampiro (el mal) necesita de tu permiso explícito para entrar en tu casa, en tu hogar.
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