ESTAS ADORABLES CRIATURAS
- V. van Botel
- 3 sept
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Actualizado: 4 sept

Si algo nos enseña el simbolismo que esconde la literatura popular es que la ambición por poseer el anillo de poder no solo corrompe tu alma, sino también tu cuerpo y te transforma en otro ser. Te transforma en Gollum.
Esta escoria humana nos demuestra que trabajar para el Mal pasa factura, inevitablemente, y te consume rápido, desde dentro hacia fuera, arrasándote, aniquilándote como tú lo haces con tu entorno, con tus semejantes, con tu propio país.
Siguiendo el legado y el camino expedito que sus antecesores le han propiciado, el engendro de la foto sigue concentrando su escasa energía en concluir, cueste lo que le cueste, el trabajo por el que ha sido aupado y contratado: poner la puntilla de oro y dar el golpe final a eso que habíamos dado en llamar España. Ciertamente hay que reconocerle tesón y perseverancia. Su labor ha sido ardua pero constante y, en el fondo, muy valiente: asumir el papel de penúltimo engranaje para desarmar y triturar toda una nación. ¡Nada menos! Es, sin lugar a duda, el cenit y el triunfo de nuestra democracia. Un largo trayecto de superación. Pero, tranquilos, que otros vendrán que su ingrato trabajo concluirán.
Recordad su cara, mostrádsela a vuestros hijos en las noches de tormenta para asustarles, aleccionarles y hacerles comprender que cuando uno pacta con el Maligno, acaba convirtiéndose, sin quererlo, en el sapo del ritual.
La cara es el espejo del alma.
Lo has retratado muy bien. Gracias