La Hispanidad es, probablemente, el mayor logro de cualquiera de las empresas o proyectos civilizatorios, socioculturales y humanistas que hayan sido concebidos, emprendidos y desarrollados a lo largo de la historia de la Humanidad. Pese a ello, los españoles llegamos tarde y mal, o simplemente no llegamos al mundo del hispanismo de manera correcta, bien por desconocimiento, bien por desinterés, bien por miedo, o bien por una rigidez mental asociada a sarpullidos ideológicos y complejines de inferioridad e impropiedad. Claro, todo este cuadro esquizofrénico y autolesivo ha sido inducido y propulsado gracias a las innumerables y subvencionadas trabas internas que durante los últimos doscientos años hemos consentido en levantar, aceptar y asumir para, en el fondo, congratularnos con el dictado del imperialismo anglosajón, para recibir la conmiseración y las migajas considerativas que estos genocidas tengan a bien concedernos y permanecer sintonizados con la corrección política neoliberal, buenista y bienpensante que pudre nuestra sociedad. Así es, ciertamente, bochornoso recordar el servilismo acomplejado que hemos demostrado a lo largo de esta guerra cultural, interna y pertinaz, que damos prácticamente ya por perdida y cuyos estragos nos abocan a un grado permanente de sumisión, autohumillación y minusvaloración. Es lamentable pensar que la docilidad y complacencia que exhibe nuestra sociedad disuade, cuando no directamente impide el acceso a fuentes fidedignas y contrastadas que ponen los puntos sobre las íes y objetivan la sucesión de hechos y marcas históricas de un proceso largo, rico y extremadamente variado (y, sí, por supuesto, lleno de matices luminosos y sombríos) como fue la consolidación del proyecto hispánico durante los siglos XVI al XVIII. Sin embargo, estamos viviendo actualmente el resurgimiento (me niego a utilizar el esnobismo revival) de este espíritu, fruto de la activación pública de multitud de especialistas y estudiosos, doctores en historia, economistas, investigadores, escritores y otros autores de prestigio enmarcados en diferentes corrientes sociopolíticas, humanísticas, filosóficas (por ejemplo el materialismo filosófico de Gustavo Bueno o el viejo tradicionalismo), religiosas, económicas o culturales, cuyo trabajo, conclusiones y enfoques convergen en la vigencia y valor de la Hispanidad como reservorio, fuente de ideas y líneas estratégicas a recuperar. Sí, es cierto que el pulso mediático en este proceso de reanimación cardiopulmonar pasa desapercibido, casi inaudible, para la mayoría de los ciudadanos atropellados de nuestro entorno, más predispuestos a enchufar su cerebro cada noche a cualquier plataforma televisiva desde donde ejecutar un borrado automático y poder descansar indefinidamente en la analgesia; pero sí, amigos, el cadáver de la hispanidad está siendo devuelto poco a poco a la vida, tímidamente, pero con determinación, compromiso y constancia. Prueba de ello son los congresos, conferencias y ponencias que están siendo desarrollados durante los últimos años a lo largo y ancho de la piel de toro y, especialmente, al otro lado del Atlántico (allá en las otras Españas), como son los encuentros internacionales celebrados en Cartagena (que van ya por su cuarta edición), los de la Hispanidad Villa de Santa Pola (con dos ediciones en su haber) desde donde emanó el Protocolo de Santa Pola, firmado por más de cuarenta asociaciones, más el recién inaugurado congreso Campo de Gibraltar. Se trata de un movimiento en ciernes, muy prometedor y aupado por el trabajo constante y desinteresado de multitud de divulgadores, asociaciones, canales y páginas web.
Desgraciadamente he de decir que, tras cientos de horas visionando vídeos, leyendo artículos y asistiendo a jornadas y ponencias, constato, a mi pesar, que buena parte de la energía y tiempo dedicados a esta labor tan ingrata de rescate y revitalización cultural se siguen perdiendo en la justificación y en la negación públicas de lo que no fue, de lo que no hicimos, de desmontar una leyenda negra diseñada precisamente por los seculares enemigos históricos de España, que nos achacan permanente y que hemos comprado sin saber muy bien el porqué. Es ciertamente triste y lamentable evidenciar que la principal ocupación de investigadores, estudiosos y científicos versados en la materia sea, casi en exclusiva, el lavado de nuestra imagen y de nuestra reputación para presentarnos inmaculados ante, precisamente, ese mundo de opinión pública occidental más que corrompido. Tristemente, nos pesa en demasía el ansia de validación, de mostrarnos dignos de ser aceptados por una supuesta élite cultural y social que, paradójicamente, es la quintaescencia de la degeneración y la descomposición moral. Como digo, parecemos condenados a perpetuar un acto de contrición interminable y absurdo, quizás un castigo ejemplar de algún dios griego al que hemos cabreado por vaya usted a saber qué motivo. Desde mi tendido de espectador y aficionado al arte de la lidia histórica, considero que sería esencial centrarse en diferentes suertes y abordar con urgencia otros esfuerzos y metas más constructivos ya que, en definitiva, es inútil intentar convencer a quien no quiere ser convencido.
En todo caso, mi absoluto reconocimiento y gratitud a todos estos valientes y tercos espadachines, ya que resulta penoso y quijotesco el empeño de caminar mal que bien entre un zarzal enmarañado, sangrante y sobre todo, muy desagradecido, y más aún hacerlo con todos los condicionantes sociales y políticos en contra, por lo que alabo y reconozco el valor doble que posee el esfuerzo de estos enajenados que emprenden esta ruta de investigación y divulgación. Porque los hay y muchos…y muy buenos, como: Marcelo Gullo, Paloma Hernández, Santiago Armesilla, José Javier Esparza, Emilio Rocafort, Carlos Leáñez, Luis Gorrochategui, Margarita Torres, Alberto Ibánez, Nicole Holzenthal, Pedro Baños, Patricio Lons, Gustavo Bueno, Mª Elvira Roca Barea y un largo y selecto etcétera. Al final de este artículo sugiero varios enlaces desde donde adentrarse y empezar a investigar.
Dicho lo anterior, confieso que lo que realmente me motiva a escribir hoy sobre este tema tan peculiar es lo intrigante que me resulta el cómo y desde dónde se llega al camino de la Hispanidad, que, como hemos intentado esbozar, no deja de ser un trayecto clausurado y proscrito que nadie en su sano juicio quiere volver a reabrir y transitar y, especialmente, el porqué se está reactivando precisamente ahora, justo en medio de esta desbandada civilizatoria, en estos tiempos tan convulsos y confusos. Bien, es probable que algunos de nosotros hayamos aterrizado desde la curiosidad, desde la pasión por el conocimiento y por la historia y también por un cierto anhelo de autenticidad desde el que intentar alejarnos de este mundo insípido y amaestrado. Otros, imagino que lo harán acercándose desde férreas convicciones sociopolíticas, morales o espirituales, o, simplemente ahondando y escarbando más y más desde su túnel de especialización en los diferentes campos científicos, históricos, filosóficos, económicos o culturales. Habrá quienes se crucen en este camino relampagueando por pura frustración o fiebre identitaria, ¿quién sabe? En definitiva…todos los caminos conducen a Hispania.
En cualquiera de estos casos, detecto una neblinosa cortina de nostalgia y melancolía que envuelve el peñasco de la Hispanidad, ya que lo que en esencia somos, lo que nuestros antepasados fueron o simplemente lo que podríamos en potencia ser se divisa en la lejanía como un apagado foco, una posible respuesta que emerge tímida en medio de esta densa sopa vital en la que naufragamos, este mar proceloso en el que flotamos inermes, a la deriva, esperando el hundimiento final o bien un prometido rescate desde un lujoso trasatlántico de lujo y placer que nunca llegará. Y, sumidos en esta lamentable situación, ateridos por la confusión, el aturdimiento y el frío existencial, nos aferramos a cualquier vestigio de tierra firme cuando creemos atisbar en ésta la pista de alguna de las respuestas que tanto anhelamos, que vengan a cubrir las innumerables carencias vitales y espirituales de las que adolecemos. Antes el proceso curativo se denominaba vacío existencial y uno se daba a la búsqueda, a la interiorización y a la reflexión, ahora este cuadro médico se diagnostica sistemáticamente y se calma con suculentas recetas.
Lo cierto es que necesitamos respuestas, claves, indicios de verdad, de comprensión, para concentrar nuestras aspiraciones, nuestro propósito vital y ser capaces de afrontar con garantías todo el maremagno que estamos viviendo, que no es otra cosa que el ruidoso estertor de la descomposición social, económica, cultural y anímica de una sociedad, la nuestra. Somos, sencillamente, seres dependientes y frágiles, imperfectamente sociales y ansiamos ese espacio compartido y arropado donde cultivar nuestras inquietudes, valores y principios, un ámbito público de desahogo, donde trasladar vivencias, impresiones, comprensiones y reflexiones, donde reafirmar nuestras percepciones y forjar convicciones profundas y estables. Ciertamente la hispanidad no tiene porqué dar la respuesta definitiva ni marcar la guía en este camino, pero sí puede ser uno de los arrecifes a los que auparse momentáneamente para respirar aire no contaminado, contemplar con calma y rigor el panorama del naufragio, los pecios de nuestra civilización y recuperar ciertos valores humanísticos y espirituales que todavía resuenan en nuestro interior como eco de lo que, en el fondo, y después de tantos siglos, seguimos siendo.
ALGUNAS REFERENCIAS Y RESEÑAS PARA INICIARSE EN EL ESTUDIO DE LA HISPANIDAD E IBEROFONÍA
· Página y canales de Santiago Armesilla. www.armesilla.org
· Página y canal de Paloma Hernández. www.fortunatayjacinta.com; www.youtube.com/@fortunatayjacinta
· Cima & Holzenthal Magazine. http://cima-holzenthal.com/
· Asociación cultural Héroes de Cavite. https://heroesdecavite.es/
· Revista de historia Laus hispaniae. https://laushispaniae.es/
· Comunidad hispanista. http://comunidadhispanista.com/
· Canal de la asociación Misión Hispana. https://www.youtube.com/@MisionHispanaVideos/featured
Cada vez encuentro más interesante el tema de la Hispanidad y el enfoque que le das es muy certero. Sigue así. Gracias